sábado, 12 de abril de 2014

La Magia de la Maternidad I (Proceso febril)

Inicio aquí una serie de entradas sobre esas cosas que hacemos las madres y que "no tienen explicación". Bueeeno, sí la tienen, explicación científica, biológica, emocional o del tipo que sea, pero siguen siendo “milagros” o proezas del cuerpo humano. Como cuando hablamos del Milagro de la Vida, que se puede explicar, claro, pero no deja de ser algo maravilloso. De hecho, ya que es el primer cápitulo de la serie, podría haber empezado con el título “La Magia de la Maternidad I - El inicio de la Vida”, pero las circunstancias han hecho que me decida por el tema de la fiebre, así que, sin más preámbulos...




Es curioso como el cuerpo de una madre está diseñado para proteger a su cría, hasta tal punto que cuando nuestro bebé tiene fiebre, nuestro cuerpo materno se "aclimata" a las condiciones idóneas para contrarrestar la alta temperatura de su cuerpecito.


Hace pocos días la peque (19 meses) ha tenido fiebre, causada por un algún virus cuyo nombre desconocemos. El caso es que, cuando el termómetro subía para ella (por encima de los 38ºC, aunque sólo con tocarla se notaba), especialmente por la noche, para mí bajaba (en torno a los 35ºC). Sí, mi temperatura bajaba. Así que, como cuando llenas la bañera con agua demasiado caliente y le añades fría para templarla, nuestro mejor remedio ha sido el “Piel con Piel”. Ella ardiendo, sólo con el pañal, tumbada sobre mi pecho descubierto y, gracias a la termorregulación, al amanecer nuestros termostatos habían vuelto a la normalidad.

Desde que nació ha tenido fiebre en dos ocasiones y, en ambos episodios, nuestro método ha sido el mismo: baños templados (37ºC aprox.) durante el día, piel con piel y teta a demanda.


  • El baño se debe hacer a la temperatura corporal y dejar que el agua se vaya enfriando con el niño dentro (no más de 15-20 minutos). No es aconsejable meterle en agua más fría pues el choque térmico es muy peligroso.
  • El piel con piel, además del efecto termorregulador, relaja al niño favoreciendo un descanso más tranquilo.
  • La lactancia, es fundamental ya que la ingesta de líquidos durante procesos febriles es muy importante. Cuando estamos malos se nos quita el apetito y a los peques les pasa igual, así que, además de asegurar la ingesta suficiente de líquidos, también les aporta nutrientes y antibióticos naturales. Y, por supuesto, tanto la succión como el contacto con mamá, les calma, les consuela y les alivia.

*Es muy importante vigilar la temperatura de nuestro bebé y, en caso de que sea elevada y/o no remita, ponernos en contacto con un especialista. La fiebre alta en algunos niños, especialmente en bebés, puede ir acompañada de convulsiones. Si el bebé tiene menos de tres meses, siempre que presente fiebre se ha de acudir a urgencias.


Pues sí, tendrá su explicación científica y todo lo que queramos pero a mí me sigue pareciendo mágico que nuestro cuerpo sea capaz de compensar la temperatura de nuestro bebé justo cuando lo necesita. ¿Tú qué opinas? ¿Lo has experimentado alguna vez?

2 comentarios:

  1. Si que es un milagro.. Mi bichito ha estado pachucha estos días y a base de tetita ha bajado la fiebre y se ha recuperado muy rápido! No sabía de la bajada de temperatura de la madre para compensar la fiebre del bebé, me ha parecido muy interesante!

    Un abrazo!

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    1. ¡Increíble pero cierto! Y a la inversa también funciona, cuando dos días más tarde me subió a mí la fiebre, mi peque, mientras mamaba, estaba más fría.
      La teta también es pura magia ;) y se merece uno o dos capítulos para ella sola.

      Un beso!

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